Vivir en la calle es el resultado de una situación de exclusión social que se construye durante un largo periodo de tiempo, incluso años, hasta que finalmente resulta insostenible y cualquier suceso puede provocar que finalmente una persona caiga en ella.

Los motivos por los que una persona vive en la calle son muchos y diferentes, y no son en su totalidad responsabilidad de la persona. Estamos hablando de una serie de factores de origen diverso, entre los que destacamos:

  • ESTRUCTURALES: Tienen que ver con la pobreza, la falta de empleo o el empleo precario, el acceso a la vivienda, inmigración, etc.

  • INSTITUCIONALES: Relacionados con la gestión de los problemas de la sociedad: prisiones, centros de menores, servicios de ayuda, prestaciones, etc.

  • SOCIALES: Tienen que ver con la familia y las relaciones con el entorno más cercano; algunos ejemplos son casos de violencia, rotura, muerte, soledad, etc.

  • PERSONALES: Tienen que ver con la educación y la cultura, enfermedad discapacidad o dificultad en el aprendizaje, pérdida de apoyo, abuso de sustancias o adicciones.

Cuando hablamos de una persona sin hogar, hablamos de muchas más necesidades que la simple carencia de un techo bajo el cual vivir. Hablamos de la necesidad de un lugar donde sentirse seguro, donde guardar las pertenencias y disponer de identidad e intimidad, de la participación en la sociedad en un sentido amplio, de la plena autonomía en todos los aspectos vitales de la persona.

El uso de la tipología ETHOS, propuesta por la Federación Europea de Organizaciones Nacionales que trabajan con Personas Sin hogar (FEANTSA), y de la que San Juan de Dios forma parte, se ha venido imponiendo a nivel europeo para definir y tratar de analizar la exclusión residencial. La clasificación comprende cuatro posibles situaciones en las que pueden encontrarse las personas sin hogar; cada una de ellas comprende a su vez otras posibles situaciones:

1.- SIN TECHO:

  • Vivir en un espacio público (a la intemperie).

  • Pernoctar en un albergue y/o verse obligado a pasar el resto del día en un espacio público.

2.- SIN VIVIENDA:

  • Estancia en centros de servicios o refugios.

  • Vivir en refugios para mujeres.

  • Vivir en alojamientos temporales reservados a los inmigrantes y a los demandantes de asilo.

  • Vivir en instituciones de internamiento: prisiones, centros de atención sanitaria, hospitales sin tener adónde ir, etc.

  • Vivir en alojamientos con apoyo de especialistas (para personas sin hogar).

3.- VIVIENDA INSEGURA:

  • Vivir en una vivienda sin título legal: vivir temporalmente con familiares o amigos de forma involuntaria, vivir en una vivienda sin contrato de arrendamiento, etc. Se excluye de la clasificación al colectivo okupa.

  • Notificación legal de abandono de la vivienda.

  • Vivir bajo la amenaza de violencia por parte de la familia o de la pareja.

4.- VIVIENDA INADECUADA:

  • Vivir en una estructura temporal o chabola.

  • Vivir en una vivienda no apropiada según la legislación estatal.

  • Vivir en una vivienda masificada.

Se evidencia así la diversidad de situaciones que afectan al colectivo de personas sin hogar, las cuales no pueden ser abordadas de la misma forma, ni en los mismos espacios, ni con las mismas expectativas.