La presencia en Valencia de San Juan de Dios se ha desarrollado en dos etapas diferenciadas: Desde 1887 hasta 1991, en el Hospital situado en la Malvarrosa reconocido por la atención a infancia hospitalizada, y desde 1992, en el actual centro de acogida para atender a personas en situación de sin hogar, que cumple este año su 30 aniversario.
Contexto histórico de la presencia de San Juan de Dios en la ciudad de Valencia.
La primera acción hospitalaria de los Hermanos en Valencia se remonta a 1887, en el ámbito de la salud mental. Vinculados sobre todo a la gestión de centros de personas con enfermedades mentales, los Hermanos de San Juan de Dios iniciaron así su vinculación con el territorio valenciano. Más adelante, tras detectar las diferentes necesidades de la ciudad decidieron con el apoyo de las aportaciones de los bienhechores, hacer realidad uno de los sueños de la Orden: abrir un Hospital frente al mar. Siempre con una mirada en la innovación y pensando en el bienestar de las personas atendidas, se planteó un edificio con una disposición abierta, amplias galerías y terrazas para aprovechar los beneficios del sol y de la brisa marina en los tratamientos médicos. El Hospital de San Juan de Dios de Valencia se inauguró el 13 de abril de 1913, diseñado por el arquitecto Francisco Mora Berenguer y se ha convertido en un edifico icónico de la ciudad.
A partir de 1983, la situación económica del centro hospitalario era cada vez más complicada y finalmente para garantizar la viabilidad del proyecto social de la Orden en Valencia, los Hermanos decidieron dejar el Hospital. En 1992 se decidió centrar su acción en el ámbito social, haciéndose cargo de la gestión del centro de acogida para personas en situación de sin hogar ubicado en la calle Luz Casanova, 8. El barrio de la Zaidía donde se ubica, así como el vecindario del mismo, siempre ha acogido y colaborado de forma solidaria con el centro. Durante los primeros años, se realizaron varias remodelaciones para adaptar el edificio a las necesidades de las personas atendidas. La adaptación de la atención integral para personas en situación de sinhogarismo con la innovación como eje en la acción social ha sido una constante durante todo este tiempo.
30 años acogiendo y creando oportunidades para las personas sin hogar.
Durante estos 30 años de vida del centro de acogida, se ha favorecido la autonomía, participación y vinculación comunitaria de las personas atendidas. El sinhogarismo como fenómeno multicausal, obliga a prestar atención a las particularidades de cada situación e ir adaptando la intervención social a las necesidades que van surgiendo. La entidad ha desarrollado programas individualizados para cada persona, fomentando la promoción de la salud, tanto física como mental. Atendiendo a estas necesidades concretas, se ofrece un programa de deshabituación de adicciones para aquellas personas que lo requieren y un programa de terapia ocupacional para aquellas personas que necesitan de apoyo para la recuperación de las habilidades más básicas.
La formación y el acompañamiento para el empleo, pretender garantizar que la persona pueda tener un proyecto de vida estable y no volver a una situación la calle. Es por ello que desde SJD València se acompaña en la orientación laboral ofreciendo una formación pre-laboral y con certificados de profesionalidad para mejorar la empleabilidad según las demandas del mercado y los perfiles concretos de las personas atendidas. A través del centro productivo ocupacional, se simula un entorno laboral real, con tareas similares a una cadena de producción a través del cual se adquieren habilidades laborales. Otro proyecto es el taller Tándem, que ofrece un espacio formativo para la especialización en mecánica de bicicletas. Este taller además está abierto al barrio para dar un servicio en torno a la reparación de este medio de transporte sostenible.
El centro de acogida es el recurso residencial emblema de la intervención social de SJD Valencia, con capacidad para atender a 50 personas. Junto a la red de viviendas de inclusión que cuenta con 49 plazas, se ofrece un acompañamiento personalizado y cercano a aquellas personas que durante un tiempo necesitan apoyo para salir de una situación de extrema vulnerabilidad. El centro de acogida tiene como objetivo que las personas puedan recuperar la tranquilidad y la intimidad de un hogar para poder recomenzar su proyecto de vida en un entorno seguro. Un equipo de 30 profesionales, 4 Hermanos y voluntariado, acoge y acompaña a las personas atendidas con los valores de la entidad: Hospitalidad, Calidad, Respeto, Responsabilidad y Espiritualidad.
A lo largo de estas 3 décadas se ha fomentado la implicación de las personas atendidas, adaptando todo el centro de acogida en un proceso participativo que sigue vigente. Desde una perspectiva sobre todo orientada a sus necesidades, se ha ido transformando el centro. La intervención social ha asumido retos importantes a lo largo de todos estos años, materializándose en cambios aparentemente sencillos como: flexibilizando los horarios de entrada y salida, ofreciendo la oportunidad de gestionar la limpieza de las habitaciones, o facilitando el acceso a lavadoras y secadoras para el uso personal de quienes viven en el centro. Todo ello, ha supuesto una mejora en la recuperación de habilidades básicas de la vida diaria de las personas que viven allí.
Repensar los espacios e ir adaptándolos a las necesidades de cada momento es una característica del trabajo en centro. El espacio está vivo y se transforma junto con las personas que allí viven. Tanto es así, que durante 2021 se han pintado las estancias del centro junto con varias artistas ofreciendo la posibilidad de integrar la naturaleza con una pintura mural creando un sentimiento de hogar y pertenencia entre las personas que han participado en el proceso creativo. El arte como herramienta de inclusión es un eje de innovación social desarrollado en los últimos años, con muchos beneficios para las personas atendidas.
El centro de acogida gracias al trabajo en red con entidades referentes en el abordaje del sinhogarismo, así como las administraciones públicas como el Ayuntamiento de Valencia y la Generalitat Valenciana, se ha convertido en un recurso de referencia en la atención a las personas en situación de sinhogarismo, acogiendo y creando oportunidades a través de la atención integral de las personas en la ciudad de Valencia. El apoyo del tejido empresarial, así como de las entidades de iglesia han dotado de solidez a todos los programas de acción social desarrollados por SJD València.
Atenta a las necesidades de la realidad social del momento y del entorno, la organización ofrece además diversos programas de atención a infancia y familia, una vivienda para la atención de pacientes con vulnerabilidad económica y acompañamiento en soledad de deseada de personas mayores del barrio. Se ha dado también respuesta a la emergencia humanitaria de la crisis de Ucrania con varias viviendas para la acogida de personas refugiadas del conflicto. La solidaridad también se articula a través de los programas educativos y de sensibilización para conseguir transformar hacía una sociedad más sensible y comprometida con la desigual social.
Sant Joan de Déu celebra los 30 años de su centro de acogida y 135 años de presencia de la Orden en la ciudad y continúa reivindicando que todavía queda mucho trabajo que hacer para garantizar el acceso a los derechos de las personas que se encuentran en una situación vulnerable. Seguir trabajando para garantizar las necesidades básicas, el acceso a una vivienda digna y mejorar la calidad de vida para todas las personas atendidas seguirán siendo los objetivos a cumplir a futuro.